Scroleando en Twitter, me enteré que era la última semana de la exposición Pogo en el Instituto Cultural Cabañas. Y aprovechando que el domingo de Vía Recre-Activa, fui a tratar de emular las selfies entre globos terráqueos que muchos ponían como foto de portada/perfil entre mis amigos.

La entrada al Hospicio, según la infografía que encontré en su página de Facebook, era la siguiente:

horarios cabañas

Sin embargo, a la hora de llegar a la taquilla, solo me cobraron $45 pesos de entrada y no fue necesario pagar permiso para tomar fotos con celular. Puntos menos al manejo de redes sociales. Aunque creo que es un talón de Aquiles común de todos los museos.

Regresar al Cabañas después de tantos años fue buena decisión. Como si prácticamente lo conociera de cero. La exposición Pogo de Máximo Gonzalez me gustó, aunque qué se yo de expresiones artísticas visuales. El cuarto de luces rojas fue mi parte favorita. Y la exposición del Dr. Atl es una chulada (todavía la pueden visitar, estará hasta 15 de febrero). Planeaba durar en el Cabañas solo una hora, pero terminaron siendo dos. Como abuelita, les recomiendo que vayan con tiempo y ganas de caminar. Lo vale.

Al salir, me encontré con que la llanta trasera de mi bici estaba ponchada. Así que tuve que regresar a casa en tren. Como dato, los domingos permiten entrar con bicicleta al Tren Ligero, al menos hasta las 5 de la tarde. En esta ocasión, el tren me salvó de regresar caminando.

¿A dónde pedalearon esta semana? ¿Conocen algún otro museo de la ciudad que recomienden visitar? Pedaleen con cuidado.

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